"Vida Nazules" titula el tríptico promocional del este hotel con encanto, como reclamando vida propia-que la tiene-en medio de este mar de olivos. Lo de vida propia cobra más sentido al contemplar un edificio de piedra y cristal en el que los ventanales, auténticas paredes transparentes, que desafían la arquitectura manchega de nuestras mentes.
Y disfrutamos de Villa Nazules como parte del paisaje, en la mesa con una carta entregada a esta Mancha oriental que pide perdices y azafranes, en el spa con una vía de aceite que nos recorre la espalda, en un salón con lumbre o sin ella, en manos de un libro que en cada cambio de capítulo nos deja ver los olivos que las paredes de cristal nos acercan.
Un paseo por los caminos y levantamos perdices, palpamos el aceite entre las hojas, y a su sombra, en la distancia contemplamos Villanazules como hotel singular. Singular es su spa Agua&Luz, con multitud de tratamientos de barros, sales y algas del Mar Muerto o vinoterapia. Singular es su yeguada del Club Hípico San José, en el que iniciarse en el mundo del caballo o disfrutar plenamente del nivel de sus instalaciones.